Quiero darle las gracias a todas aquellas personas que me han acompañado en este camino; las que han llorado y reído a través de mis letras, las que me han enviado mensajes llenos de las mejores energías, las que me conocen de forma física y con las he conectado de forma virtual.

Crear este espacio no fue algo que planeé con cuidado, tampoco me tomé el tiempo para diseñarlo, estructurarlo; no he seguido un patrón ni llevo un plan de contenido, mi interés nunca ha sido convertirme en una máster en las redes sociales, ha sido un proceso natural, todo ha fluido de una manera muy orgánica y mágica, a veces leo mis primeros posts y me he preguntado: ¿Yo escribí eso?  Hay cosas en la vida que están destinadas a suceder; que pasan porque tienen que pasar y es la misma vida quien nos respalda, cuando hay una motivación fuerte, tan fuerte que hace eco en cada estrella del universo.

Tengo que confesar que por momentos he dudado si continuar; pero inmediatamente después (literal) recibo esos ¡mensajes! que me recuerdan mi motivación: “Gracias por compartir tu historia me da fuerza y esperanza”, entonces pienso: Dios está detrás de todo esto.

Me han hecho preguntas como: ¿porqué sigo escribiendo acerca del cáncer?, otros me han dicho que por qué no he cambiado el nombre de “soloescancer” y aunque no puedo mentir me hacen dudar; luego pienso ¿tendrá algún sentido cambiar el nombre o no volver a tocar ese tema?, cómo si se tratará de algo misterioso, de lo que es mejor no hablar, seguir hablando del cáncer con naturalidad es solo el reflejo de que lo acepté y superé con la misma naturalidad, siempre sigo mi intuición, mis escritos siempre tendrán la finalidad de aportar, a lo mejor no siempre a otros pero quizás si a mi. ¿cuál es la esencia de mis mensajes si no es para ayudar a otras personas a que se concentren en ver la Luz, por más tenue que sea y no la oscuridad? Mis mensajes si bien, son para motivar a las personas que atraviesan por la enfermedad a través de mi historia -una historia que decidí escribir con amor- se quedaría corto si no llega aquellas personas que sin haber pasado por esa adversidad, desean vivir con sentido, que deciden amarse y aceptarme más allá de cualquier circunstancia, que encuentra razones para vivir agradecidos, que buscan un crecimiento espiritual, que quieren despertar a una vivida mejor vivida sin esperar a que sea la vida la que algún día se los reclame.

Caminar en el mundo virtual es como andar en tierras movedizas, puede ser peligroso para nuestra paz mental; me ha hecho enfrentarme con algunos de mis miedos e inseguridades, me ha desafiado y ha impulsado a enfocarme en mi objetivo y hacerme ciega, sorda y a veces muda, me ha llevado analizar que quiero, a donde quiero llegar: ¿es solo un hobbie o hay algo más poderoso?, porque estoy convencida que cada circunstancia viene envuelta en un regalo.

He revaluado mis emociones y cuando escribo algo pensado en los likes, en los seguidores, en si gustará o si servirá… ¡pierdo! Pierdo mi esencia, pierdo mi tranquilidad, mi mensaje pierde valor; ya no se trata del deseo, si no del ego; al que decidí llevar siempre a la guillotina. Por eso en este camino he descubierto que mi interés no son los números, no es la cantidad, siempre será cuestión de densidad, calidad, intensidad; Habrá gente que vibrará con mi mensaje, que se querrá montar en mi mismo viaje, que resonará con mis ideas y a esas personas prometo llenarlas de amor, de mi más sincero amor, el amor que viene detrás de una convicción que hoy en día es mi pasión: el bienestar integral, la salud holística, la felicidad plena esa que llega cuando buscamos ese equilibrio entre  mente, cuerpo y espíritu, la divina trinidad.

Otro de mis grandes desafíos ha sido el de “hacer” un filtro en mi mente, no permitir que entre nada que me reste autenticidad, no dejarme llevar por lo que otros hablan y dicen, no buscar jamás ser una copia falsa de la idea de otros, creo en mi idea, creo en mi mensaje, creo en mi visión; buscaré siempre concentrarme en eso y nutrirme de aquellos que comparten mi misma visión. Eso me ha ensañado que lo que exige este mundo terrenal, de vanidad, de ego, de  querer sobresalir, de querer siempre la aprobación, los aplausos, nos aleja de nuestra visión- esa que se construye en el mundo espiritual, donde el éxito no tiene nada que ver con lo externo, más bien con tu propósito, con servir, con la felicidad que experimenta el alma cuando se encuentra con su verdad – por eso tomé la decisión de que la única voz que siempre escucharía sería mi intuición porque es donde se halla toda mi verdad.

Mi deseo de compartir lo bueno, me ha llevado a una búsqueda incesante de conocimiento, actualmente estoy en dos formaciones, tengo un libro que me acompaña siempre, estoy abierta a esos mensajes que recibo del universo a través de la experiencia de vivir, de mis relaciones con otros, de los problemas que siempre llegan, de mis interrogantes, de las preguntas que se quedan sin respuesta. Eso me ha hecho pensar en darle un poco más de profesionalismo a mis redes, pero con el balance necesario para que no pierda naturalidad, tampoco su esencia; sin la presión de tener que postear por postear, de involucrarme en ese afán por conseguir seguidores por que Si. Obvio deseo que mi mensaje llegué a la cantidad de personas que les pueda servir, en el tiempo y momento perfecto.

¿Qué encontraran?: “Compartiré los cambios en los hábitos alimenticios que he realizado desde mi diagnóstico y en mi estilo de vida a través de las historias (stories)  y mis reflexiones algunas profundas otras no tanto en mi feed, incluiré más recetas, información importante en temas de salud, bienestar, amor propio, autocuidado, espiritualidad… ¡y todo lo que mi intuición me invite a compartir!!”

Espero les guste, me acompañen, me den aliento y sus críticas constructivas.

Ahora, me gustaría que me ayudarán a resolver esta duda: ¿Debería cambiar el nombre de “solo es cáncer”?