Comenzaban los días del año, año que prometía, año que empezaba con nuevas y mejores resoluciones, Los días pasaban y cada día me daba un bonito regalo; descubrirme en mi casa después de ese largo periodo en el que la maestra enfermedad se plantó en mi vida; poder sentirla, olerla y disfrutarla desde otra perspectiva… porque aunque todo estaba intacto, se veía tan diferente; los seres humanos tenemos esa facultad de poder ver el mismo cuadro  en momentos distintos y verlo totalmente diferente, porque no se trata de lo que ves si no de lo que sientes, igual pasa con las películas, la puedes ver muchas veces y siempre te quedas con un mensaje diferente. Inevitable no revivir ese momento en el que justo ahí, recibí ese mensaje que lo cambió todo… imposible no recordar mis días antes a ese mensaje, lo que hacía, decía, pero sobre todo lo que pensaba y sentía.

No tengo dudas que HOGAR es ese donde está tu familia, sin importar las circunstancias y condiciones, pero hay lugares que recogen tanto de nosotros, de lo que somos que solo estar allí se crea una sinergia especial. Así lo sentía Martin, así lo sentía Luciana, así lo sentíamos nosotros. El disfrute, la plenitud, la paz brotaba de la piel, lo sentía cada célula de nuestro cuerpo, lo sentía cada pared de ese lugar, lo sentía el corazón de nuestros hijos. Días de compartir, días de tiempo en familia, días de celebración, celebrábamos la vida… días para grabar por siempre en ese archivo en el que se guardan nuestras alegrías, ese olor que logramos percibir, ese color que nos llega, ese calor o frio que nos abraza, esa sensación que toca nuestra piel. Sin importar lo que paso después  seguro ya hace parte de esos archivos que se quedan hasta viejitos en nuestra memoria.

Pero… ¿por qué tanta profundidad para narrar uno de los momentos más trágicos de mi vida? Porque justo así me encontraba en ese momento. Después del shock, de mucho pensar y analizar, se volvió a encender ese bombillo que me decía: HEY!! TRANQUILA!! Dios siempre obra para bien. Paso así, justo ahí, porque tenemos que tener un espíritu fuerte para poder soportar esas duras pruebas, esas pruebas de vida con las que muchas veces nos tenemos que enfrentar porque solo así podremos descubrir eso que sobrepasa el entendimiento humano.

Pasaban las seis de la tarde, cuando llegó ese grupo de seis médicos y así, SIN MUCHO TIEMPO PARA DIGERIRLO, de la misma forma en que ocho meses antes esa doctora detrás de su escritorio nos decía a los dos: tienes cáncer. Esta vez era un doctor, tenía gafas grandes, era alto y de voz gruesa y contundente, esa que nos decía: “David, los exámenes son claros, no está irrigando sangre a la mano y ya sabes lo que se tiene que hacer.” Por segundos sentí que mi mundo se paralizó… y aunque cada día le daba gracias a Dios por que estaba vivo; era una tragedia, una terrible tragedia. ¿Qué haríamos todos sin la mano derecha de nuestra mano derecha? El más hábil, el más fuerte, el superhéroe de Martin y Luciana. Cómo verlo sufrir por no poder llevar a cabo sus grandes sueños, sus hobbies, todo aquello que para él representaba su felicidad, entre eso hacernos felices a todos los que estamos en su mundo y hacemos parte de ese noble y enorme corazón.

Pero para esa voz fuerte y contundente, una voz sabía aún más potente, esa voz que hace eco, esa voz que no entiende ni de ciencia ni de medicina pero si del amor, de ese amor único como el de una MADRE. Esa voz se resistió a esa cirugía que ya tenía fecha y hora: la amputación. Ese podría decir fue uno de los días más negros de mi vida. Ese día nunca lo voy a olvidar, obvio, ¿quién puede olvidar algo así? Pero adicional a eso porque Dios nos enviaba otro mensaje claro y contundente: EL, El que va más allá de la ciencia, El que tiene la última palabra, El mejor médico, El que siempre escucha, El que atiende cada una de nuestras suplicas, EL que obra milagros para los que creen. La cirugía si se realizó pero los médicos salían a informarnos que sin explicación alguna sangre si estaba llegando ahí.

Seguimos escuchando con mucha frecuencia “Dios tiene  cosas maravillosas para ustedes”, la realidad es que Dios siempre tiene maravillas para cada uno de nosotros!! No porque pasemos por pruebas difíciles quiere decir que vamos a vivir momentos más felices o plenos. La vida en sí misma es una maravilla. Lo que sí creo es que Dios usa instrumentos, es la manera como manifiesta y da a conocer su OBRA, Dios habla de la forma más clara y real. De una tragedia revela un milagro, de una miseria la más grande riqueza, de una tribulación produce luego la mayor alegría. Tenemos que saber esperar en EL y la palabra clave aquí es SABER, es decir disfrutar aún esos momentos en los cuáles la incomodidad puede doler, la adversidad llega sin avisar, porque ES justo cuando el cielo está más oscuro cuando se está más cerca del amanecer.

El café de ese día con esa mujer tan maravillosa que la vida puso en mi camino me dejo un mensaje glorioso: si estás buscando el PORQUÉ de esa situación difícil por la que atraviesas: porque Dios nunca nos va mandar una prueba que no podamos superar, y PARA QUE?: para revelar su obra, CÓMO?: está en nosotros descubrirlo.

No sabemos con claridad CÓMO podemos transmitir todo lo que experimentamos, lo que descubrimos, en lo que nos ha convertido las pruebas tan duras por las que atravesamos. La certeza es que El lo irá revelando en nuestro corazón, para ello solo es necesario saber cuándo y cómo nos habla, pero ¿cómo identificar su voz?…. solo cuando estemos en silencio, cuando el tiempo para buscar intimidad con EL y con nosotros mismos, SEA tan necesario como comer. Es imposible escuchar e interpretar su voz cuando hay mucho ruido, tanto adentro como afuera. El ruido de las preocupaciones, de la ansiedad, de la mente que no se calla. El ruido de afuera: de las opiniones de los otros, de lo mundano y de lo terrenal.

Este es apenas el comienzo de una bonita historia, de esa historia en la que Dios de una tragedia manifestó su milagro. Si antes había una pequeña duda, hoy está más claro que nunca: estamos hechos de roble, fuerte y macizo. Llevamos con orgullo nuestras cicatrices esas que simbolizan la perfecta obra de nuestro creador.

David cumple dos meses desde su última cirugía, estuvo 45 días hospitalizado, le realizaron más de 15 cirugías, fueron días duros, días grises, días en que a veces sentíamos perder la esperanza, pero la determinación fue sin duda su mejor aliada para poder recuperar uno de nuestros más valiosos regalos: LA MANO, aún sin explicaciones científicas que lo soporten, la levanta cada vez que puede para proclamar su victoria, de fe, positivismo y fortaleza.  YA armó un lego technic, juega con sus hijos, maneja, sigue haciendo los trabajos para nuestra casa que tanto disfruta, tiene una vida totalmente activa y se esfuerza por hacer todas las actividades sin ayuda alguna!. La mente es poderosa y a su mano no le quedó más remedio que seguirla.

Ese es mi esposo, el papa de mis hijos, un gran ejemplo para nosotros y para todos aquellos que conocen su historia, esa que desde que comenzó en medio del desierto en una escena aterradora, afrontó con una calma estremecedora. Te lo digo todos los días, pero este no deja de ser un escrito de amor: TE AMO, amor mío!!

MI TIPS:

1. NO hay IMPOSIBLES PARA EL QUE CREE!

2. Procuren mantener la mirada fija en la meta, cualquiera sea la dificultad por la que atraviesan, cuando nos enfocamos en el problema y no en la meta, eso se convierte en otro problema.

3. Llénense del AMOR, el amor de la familia, de los amigos, de los hijos!! EL AMOR TODO LO CURA!