TENGO CÁNCER
¿Y AHORA QUÉ?
¿Cómo enfrentar el cáncer? ¿Cómo tener esperanzas cuando se atraviesa por un padecimiento? ¿Cómo cambiar nuestros pensamientos negativos, la ansiedad y el miedo alrededor de un diagnóstico?
Diandra Iguarán nos da la respuesta a esta serie de interrogantes que se ha planteado todo el que ha atravesado por circunstancias difíciles referentes a una enfermedad.
Diandra atravesó por un proceso que ella compara con la metamorfosis de una mariposa, pues tuvo que sufrir una gran transformación, encerrarse en sí misma, cuestionar su manera de vivir, enfrentar su realidad con el cáncer para así entender el mensaje que la vida enviaba a través de esa enfermedad.
No fue fácil todo lo que tuvo que atravesar, apenas unos meses antes de su diagnóstico había dado a luz a su segundo hijo. Era una mujer que le gustaba ejercitarse y comer saludable, sin embargo, como ella misma lo describe, el cáncer llegó como un mensajero para decirle que todavía le quedaban varias lecciones por aprender en la vida.
Desde pequeña mostró curiosidad por la lectura de libros acerca de la espiritualidad y el crecimiento personal, le gustaba escribir y siempre tuvo un corazón sensible, sin embargo, a lo largo de su camino se inclinó por lo que el sistema imponía como la “norma”, así que dejó a un lado sus deseos de niña y se especializó como administradora de empresas, aunque más adelante la vida le tenía un nuevo destino preparado.
Mujer, madre, esposa, empleada, todas esas cosas tuvieron que cambiar el día en que sintió un bulto en su seno derecho, y el diagnóstico que recibió partió su vida en dos. Razón por la cual, ella y su familia decidieron mudarse de ciudad para conseguir la mejor atención médica y luchar por la sanidad de su cuerpo. Sin embargo, dentro de ella una voz interior le decía que había algo más, así fue como decidió no darle la última palabra a la medicina tradicional y buscó otras alternativas que le dieran respuestas acerca de lo que atravesaba. Entonces, por recomendación de personas cercanas a ella, visitó un bioenergético, un profesional que busca la cura de una enfermedad, no solo a través de tratamientos físicos, sino también emocionales y espirituales, teniendo en cuenta que la salud es integral.
En ese primer encuentro con el especialista bioenergético, este hombre le hizo una pregunta que fue el punto de arranque para la transformación no solo física, sino mental y espiritual de Diandra: “¿Qué te hace feliz?”. De inmediato ella pensó en su familia y en sus hijos, pero entendió que la pregunta abarcaba algo más profundo, así que a partir de allí decidió vivir cada día haciendo aquello que realmente la hiciera feliz.
Se quitó la idea que la felicidad era un cheque posfechado, que se daba “después”, después de que termine el tratamiento, después de que acabe la enfermedad, después de que consiga el trabajo ideal. Por tanto, desafió esa circunstancia difícil tomando decisiones que la llenaran de plenitud como, por ejemplo, realizar sus primeros estudios como coach de vida atravesando la enfermedad. Fueron muchos los miedos, angustias y pensamientos de ansiedad y muerte los que tuvo que atravesar, sin embargo, todo esto iba disipándose a medida en que ella conectaba con su ser y sobre todo con Dios.
Pronto entendió que el camino hacia la sanidad no era a través de la victimización, pensando en los porqués, sino a través del empoderamiento, de la búsqueda de su propósito y de la fe.
Es así como a lo largo del libro no solamente encontraremos una poderosa historia de resiliencia, fe y amor propio, también la autora brinda las herramientas que conducen al encuentro con una vida no solo más saludable, sino realmente encaminada a ser vivida al máximo. Diandra no se enfoca únicamente en la importancia de comer sano, sino que abarca las tres áreas que ella misma describe como los pilares de cada individuo: espíritu, mente y cuerpo, por eso entre sus capítulos encontraremos la definición de estos tres pilares y cómo tratar a cada uno correctamente.
El primer pilar, que la autora define como el más importante es el espiritual. Se trata de encontrarnos con la energía más alta, la del amor, darle paso al amor propio y sobre todo tener un encuentro real, profundo e íntimo con Dios. Para ella, esto fue la clave de su sanidad. Ella describe la fe como el arma más poderosa en contra de los pensamientos negativos y fue esa confianza en Dios y el amor que descubrió por sí misma la que la llevó a ganar sus batallas contra el cáncer.
Entre los métodos que propone para nutrir esta área están: la meditación y el mindfullness, también las respiraciones conscientes y la oración, además, una de las herramientas que la ayudó mucho fue su diario de escritura, ya que, para ella, escribir se convirtió en una de sus terapias, por lo que lo recomienda muchísimo.
Luego, ella nos enseña acerca del pilar de la mente, enfatizando la capacidad que tiene nuestro cerebro de transformar nuestra realidad. Nos explica cómo los pensamientos negativos pueden afectar nuestro cuerpo y la manera efectiva de combatirlos es brindándonos ejercicios que ayudan a sustituirlos por aquellos pensamientos positivos que nos llevarán a transformar nuestra vida.
Entre las herramientas que propone están la visualización, la cual se trata de proyectarte a ti mismo en un estado que te traiga paz, viéndote sano y realizando aquellas actividades que te apasionan, también explica el poder de las palabras a través de las afirmaciones, las cuales son una serie de mantras cargados de positivismo y fe que ayudan a fortalecer los pensamientos positivos. Asimismo, otras de las formas que encontraremos en el libro para nutrir la mente son la contemplación, el agradecimiento, la lectura y la música.
Finalmente, la autora culmina con el último pilar: el cuerpo. En esta parte nos explica sobre la importancia de la alimentación adecuada a cada persona dependiendo de la enfermedad que esté atravesando, ya que a diferencia de lo que creemos, no existen en sí alimentos buenos o malos, sino más bien alimentos que debes consumir en el momento adecuado.
Indagando ella entre diferentes investigaciones científicas en su viaje contra el cáncer, describe en este penúltimo capítulo los alimentos propicios para consumir durante cada proceso específico de la enfermedad. También nos da una lista de aquellos que se deben eliminar definitivamente y enfatiza el efecto que estos producen en el cuerpo. Adicional a esto, resalta la importancia de incluir terapias alternativas más eficaces y naturales para la sanidad del cuerpo como las plantas (adaptógenos), los aceites esenciales, las esencias florales, entre otras.
Para concluir con este manual práctico y sencillo de leer, la autora redacta una serie de recetas saludables y deliciosas que ayudaron a sus células a combatir la enfermedad, estas recetas incluyen esos alimentos saludables los cuales que ya han sido comprobados científicamente que aportan una gran cantidad de beneficios y funcionan como un escudo contra el cáncer.
Por último, la lección principal que Diandra desea dejar al lector es aprender no solo a aceptar la realidad que se le presenta al enfrentar un diagnóstico, también hacerlo de la forma correcta, ya que, según su opinión, no se trata de rendirse ante un diagnóstico médico, sino de buscar la sanidad a través de los tres pilares: espíritu, mente y cuerpo, como ella asegura: “El diagnóstico lo puede determinar la ciencia, pero el pronóstico lo diseñamos nosotros a partir de nuestras decisiones diarias”.
Desde el inicio y hasta el final del libro su mensaje es claro: “el cáncer es un mensajero que viene a decirte que hay cosas dentro de ti que debes cambiar, por lo tanto, de ti dependerá si abrirte paso al proceso de transformación o seguir viviendo de la misma forma, tomando el riesgo de repetir la historia con tu enfermedad una y otra vez hasta que aprendas la lección”.
Por eso, este manual también es un llamado de atención, una exhortación a cambiar nuestros hábitos ahora mismo y no cuando sea demasiado tarde, pero sobre todo, es un llamado a conectar con nuestro ser y con la fuente suprema de todo lo que existe: Dios.
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