Buena, agradable y PERFECTA….

Mientras yo leía muy entretenida los mensajes de mi whatsapp, ella estaba sentada ahí, en ese sillón cómodo, diagonal a mí. De hecho los cubículos son amplios, confortables, con TV, wifi y privacidad, cada cierto tiempo pasa una señora vendiendo bebidas y snacks y de vez en cuando hasta nos traen serenata. Las enfermeras son bastante amables y a pesar de todo, el ambiente que se respira es de paz y tranquilidad. Ella me leía muy concentrada una de las oraciones de sus novenas y me explicaba por qué era importante orar, me contaba que a los ángeles había que llamarlos e invitarlos a la casa, yo de vez en cuando me perdía y me desconectaba de su conversación. Cuando entró una de las enfermeras – una que no había visto antes-  y pidió que nos dejará a solas, recuerdo que me dijo: «te ves muy bien, de hecho no sabía cuál de las dos recibiría el tratamiento. Le dije: «Gracias!» Pero esa pregunta me hizo pensar como la vida nos pone en situaciones que creemos nunca van a pasar, que todo tiene un orden y un sentido, jamás nos imaginamos que ese orden puede estar alterado en algunas ocasiones y que los papeles que consideramos vamos asumir, de repente pueden cambiar. Pero cuando buscamos explicaciones en el mundo terrenal o más bien cuando tratamos de buscar el «¿por qué?», nunca lo vamos a entender.

Recuerdo cuando la Dra. Ana me dijo: – no es el «¿por qué?», es el «¿para qué?». Cuando sabemos que todo tiene una razón de ser en el mundo espiritual, las preguntas toman otro sentido o más bien dejamos de hacer preguntas y observamos todo desde otro enfoque, tal vez puede parecer un poco surrealista cierto?, es una de las tantas formas en que la enfermedad toca tu vida, me lo dijo un amigo: el cáncer va a cambiar tu vida y no solo la tuya si no de todas las personas que la viven, uno de mis «¿para qué?»! Pero bueno, sin pretender desviarme, entendí que solo ciertas situaciones extremas y difíciles nos llevan a vivir y sacar de nosotros lo mejor, eso que tenemos ahí escondido en el fondo del alma, tan en el fondo que a veces no conocemos. Y me puse pensar, ¿ no sé qué situación sea más difícil, si la de ella o la mía?  Soy mamá y solo cuando pude experimentarlo, entendí lo que es amar de verdad, no hay amor más puro y real que el que sentimos por nuestros hijos, haríamos cualquier cosa por evitarles dolor y sufrimiento.

Entendí que Dios nunca te va a mandar lo que no puedas soportar, que no es que asumas un papel, es que cada quien viene con un código de barras que lo hace único y especial, que aunque no está dentro de lo que consideramos lo «normal», que sean nuestros padres los que ya de grandes tengan que acompañarnos en nuestras enfermedades, hay cosas que es mejor no entenderlas, no buscarles explicación,  yo por más que trato de imaginarme como hubiese sido el caso contrario, es imposible, nunca podría imitar su entrega y abnegación, sus manos gloriosas a la hora de preparar comidas, como ha sacado fuerzas para mantenerse firme cuando conozco a fondo sus debilidades y como en ocasiones los nervios le hacen una mala jugada. Tampoco me imagino verla en una situación así, bueno en realidad nunca nos imaginamos ver a nuestros seres queridos en este tipo de situaciones. Dios me dio el don de ser práctica en mis problemas, pero cuando se trata de afrontar los de los míos a lo mejor no tendría esa practicidad. Ella en cambio tiene toda la virtud para ser el sostén de todos, para ser fuerte para todos, en cambio cuando se trata de ELLA, su practicidad puede tambalear.

La vida es perfecta y ese código de barras con el que venimos pre diseñados es precisamente eso, que en la vida real los papeles que tenemos que vivir son irreemplazables y el escritor de esa obra no es mas que Él y el reflejo de su santa voluntad que es BUENA, AGRADABLE Y PERFECTA!

Gracias mami por todo, hoy entendí el mensaje que recibí de los ángeles y es agradecerte infinitamente por tu amor incondicional!

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